Todas las ideas rondan mi cabeza, ¿y si salgo? ¿qué pasará? ¿cómo reaccionará? y la cuestión más importante es ¿qué debo hacer?
Él sigue ahí, hablando con sus amigos y los míos, tan tranquilo, como siempre y por supuesto con su preciosa sonrisa. Pero, de repente gira la cabeza hacia donde me encuentro, yo rápidamente me escondo, vuelvo a mirar por si acaso pero parece ser que no se ha dado cuenta. Me escondo y vuelvo a mirar, y me encuentro de sopetón con la mirada de mi amiga que me hace un gesto diciendo que salga, yo sinceramente no puedo, los nervios pueden conmigo y me rindo, parezco tonta, lo sé, pero ¿qué quieres que le haga? los nervios son más fuertes que yo y no puedo controlarlos. Pero cuando estoy a punto de irme de allí, detrás de mi se encuentra mi amiga y me dice; espera, piensatelo bien, no sabes lo que va a pasar, así que ¿por qué no te arriesgas? ya sabes el dicho, quien no arriesga, no gana. La dedico una sonrisa de agradecimiento, pues a conseguido que recapacite. Vuelvo a mirar hacia allí y el sigue ahí. Pienso unos segundos, y me arriesgo ante todo, pase lo que pase da igual, la cosa es que me he arriesgado, pase lo que pase. Entonces cierro los ojos y pienso que tal vez puede salir bien. Avanzo un paso, otro y otro hasta que llego allí y me pongo al lado de una amiga. Él se encuentra delante de mí, enseguida se da cuenta de que me encuentro ahí, me mira durante unos segundos y yo rápidamente miro hacia abajo con mucha vergüenza. De repente su cara se llena de alegría y de repente se lanza hacia mi y me da un grandísimo abrazo. No me lo puedo creer, me esta abrazando, nunca creí que pudiera pasar. Yo le abrazo, él me abraza, y apto seguido me coge de la mano y empieza a correr. Se para, cuando hemos doblado la esquina y finalmente me dice: Tú y solo tú patrocinas mi alegría.
Patri |
No hay comentarios:
Publicar un comentario